Nada es para siempre

Este post va a acabar lleno de términos absolutos: jamás, nunca, nadie, siempre, todo, nada…

Creo que nadie sería capaz de desmentir la afirmación «nada es para siempre«. Ni siquiera la vida es para siempre. No obstante, enfocamos y focalizamos continuamente nuestra vida y la de los nuestros en esa expresión «para siempre«.

Hemos crecido con cuentos infantiles donde los protagonistas acababan siendo «felices para siempre«. Nos han hablado del trabajo para toda la vida, hemos pensado que viviríamos siempre en la misma casa, la misma ciudad, el mismo país… Muchos incluso han tenido el atrevimiento de repetir esos votos del cuento infantil y prometer amor eterno, amor para siempre, algo que tampoco se puede garantizar contractualmente.

Cuando el mundo de para-siempre se muestra, como ahora, inexistente; cuando la parada de fin de trayecto de para-siempre no llega y por el camino se trunca el viaje, la gente llega a niveles de frustración insospechados. Hasta hace poco sólo se rompían algunos esquemas, pero ahora se van resquebrajando todos, uno tras otro, y a veces de forma coincidente en el tiempo y el espacio, se dan en la vida de la misma persona.

Cuando el camino hacia «para siempre» se ha inundado, le ha pasado un tsunami, se le han quemado los brotes verdes, cuando algunas de las pérdidas son irreparables, y el nada incierto futuro se convierte en un pozo de incertidumbre, la infelicidad, basada en expectativas que jamás debieron existir, hace acto de presencia sin billete de vuelta.

Focalizados en el «para siempre» hemos perdido la oportunidad de disfrutar de todos y cada uno de los «ahora». Este post es sólo una invitación a disfrutar de los próximos «ahoras»: de esta tarde de domingo, del regusto del café en el paladar, de la sensación de la brisa en la cara, de la sonrisa de un niño, de la película que está a punto de empezar,   del ahora que más te guste, del ahora que ahora vivas…

Porque ahora es el momento de volver a empezar, toda la vida es ahora:

Acerca de Mònica

Soy... Una mente inquieta, un cóctel explosivo de racionalidad y emocionalidad, una analfabeta funcional, una idealista utópica, una acérrima internauta, una amante del buen cine, los viajes, la buena mesa y los buenos amigos... Y un día decidí viajar tres semanas a San Francisco para mejorar mi inglés y desde allí nació el blog.
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7 respuestas a Nada es para siempre

  1. Baezota dijo:

    Res no és mesquí, ni cap hora es isarda…
    Un petó

  2. Suscribo al 100% tu reflexión. Sólo los tatuajes se me antojaban algo realmente perpetuo (y decadente en su perpetuidad) y por eso tampoco quise nunca asumir semejante compromiso. Ahora creo que el láser les ha bajado de ese pedestal. Pero tantas certezas a largo plazo nos hace no fijarnos es lo que realmente son certezas: que somos lo que somos ahora y no sabemos lo que seremos ni si seremos… Gracias por dejarte caer por aquí. «Tesechabademeno»

    • Mònica dijo:

      Ya sabes que nunca se sabe si volveré, cuándo, cómo ni a qué… Gracias por el momento fan. De la publicidad hablaremos otro día 😛
      Besos, guapa!

  3. MsConcu dijo:

    No conocía tu blog y Taite acaba de darme la oportunidad de leerte y no sabes cuánto me alegro. Gran reflexión la tuya, tienes toda la razón del mundo, son demasiadas las veces en las que pensamos en los para siempres de las cosas que nos hacen feliz, sin centrarnos en disfrutarlas ahora como si algún día dejaran de estar ahí: amigos que se van, familiares que perdemos, casas que cambiamos, ciudades que dejamos…
    Es un fallo que personalmente tengo con demasiada frecuencia y lo que escribes me acaba de ayudar a abrir un poco más los ojos. Gracias guapa!!! sigue escribiendo, que leerte es uno de los ahoras que merece la pena disfrutar 🙂
    Un abrazo enorme !!!

    • Mònica dijo:

      Se suponía que la amiga Taite debía mantener mi anonimato, pero a una amiga se le perdona eso y más. Gracias por la visita y sí, por favor, contágiate de muchos «ahorras» 🙂
      Beso!

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